Resumen de la Parashá:A medida que los israelitas se van acercando a la Tierra Prometida, Moshé les recuerda los acontecimientos y vivencias que experimentaron durante sus años de trajinar por el desierto.
Específicamente, Moshé rememora el nombramiento de los jueces, la triste historia de los espías, la prohibición de atacar Edom y Moav, la derrota de los reyes Sijón y Og, y como fue entregada la tierra de Guilad a las tribus de Reuvén, Gad y Menashé.
Comentario: En la primera sección del último libro que compone nuestra Torá -Devarim-, escuchamos acerca de la empresa final de Moshé Rabenu: las
postreras alocuciones de Moshé, el hombre, antes de partir de este mundo.
Es difícil hallar un nombre adecuado para traducir el término Devarim, pero habremos de conformarnos en llamarlo: "alocución", "discurso" o tal vez, en su acepción literal: "Palabras".
Devarim es una suerte de discurso revisionista y crítico, enfundado de
diálogos y amonestaciones, que registra un tono explicativo y hasta preventivo. De acuerdo con los comentaristas bíblicos, once días llevó a Moshé "hablar" todas estas cosas a los hijos de Israel; a los jóvenes-pujantes y valerosos- que habrían de cumplir el mandato divino de heredar la tierra.
Estas "Palabras" son la vida misma de una nación; son la esencia misma del precepto Divino transformado en la acción diaria -"mitzvá"-: son las palabras con que Moshé inicia un recorrido por la historia espiritual de un pueblo al que ama, al que reprende...
El concepto de oportunidades perdidas aparece una y otra vez. Desde el comienzo mismo, Moshé reprende a Israel por "lo que podría haber sido". El versículo 1:2 muestra que sólo eran "once días de viaje desde Joreb hasta Kadesh Barnea a través del monte Seir". Así como dice Rashí, este versículo fue una sutil reprimenda a la nación, pues a causa de sus pecados les llevó 40 años llegar a la Tierra Prometida - un viaje que tendría que haber durado sólo once días.
Mas tarde, Moshé rememora el evento crucial que los llevó a eso: el informe de los espías. Como ya hemos visto, 12 es- pías (uno por cada tribu) fueron enviados para explorar la tierra antes de su conquista. 10 de ellos reportaron que la tierra era inconquistable... En ese momento, el pueblo tuvo que elegir: creer a los espías (simples hombres de carne y hueso), o creer en el aseguramiento de D's de que todo iba a salir bien. Ya sabemos como terminó la historia... Como consecuencia de su falta de fe- ahora Moshé les recuerda a sus oyentes - la nación fue sentenciada a deambular 40 años por el desierto.
Por otro lado, podemos ver la vida de Moshé, un hombre conocido por haber logrado desarrollar increíblemente su potencial.
El libro de Devarim comienza anunciando: "Estas son las palabras que Moshé habló ante los hijos de Israel...". Esta noción de que Moshé se convirtió en un hombre identificado con un majestuoso discurso es verdaderamente remarcable. Varias décadas atrás, en la zarza ardiente, cuando D's le pidió a Moshé que lidere a los israelitas y los saque de Egipto, él se había negado rotundamente. Su excusa fue: "yo no soy un hombre de palabras". Y aquí lo vemos ahora. A los 120 años de edad, enseñando, transmitiendo, no permitiendo que los jóvenes sean "tierra de nadie" sino todo lo contrario: seres comprometidos -a través de la palabra- a forjar un destino diferente a ese desierto árido que estaba bajo sus pies.
Cada uno de nosotros tiene la opción de tomar la mano de D's y permitir que nuestro potencial se desarrolle al máximo. Comprometámonos hoy mismo; mañana puede ser demasiado tarde...
¡Shabat Shalom!