Resumen de la parashá: En cada ciudad debían nombrarse jueces y funcionarios locales. Si un juez local encontrara un caso muy difícil de resolver, debía derivarlo a una autoridad superior, es decir, a los cohanim y la Suprema Corte, con asiento en el Santuario. El pecado de idolatría sería castigado con la muerte.
Moshé vaticinó que llegaría el tiempo en que los israelitas desearían que los gobernara un rey, como ocurría con otras naciones. Cuando esto sucediera, el rey debía ser alguien justo, austero, conocedor de la Ley.
Después de enumerar los bienes que de-bían recibir los sacerdotes para su sostén, Moshé dispuso que si un cohen de otra ciudad llegara al Santuario, se le permitiría oficiar junto con los demás cohanim y obtener parte de los obsequios que estos recibían.
La Torá prohíbe todas las formas de superstición y hechicería. Israel no tenía necesidad de recurrir a tales cosas pues el Señor le proveería de profetas.
Tres ciudades serían designadas como "ciudades de refugio": en ellas hallaría asilo todo aquel que hubiera matado accidentalmente a su prójimo. Pero el que hubiera cometido un asesinato premeditado, debía ser ejecutado.
Antes de que alguien pudiera ser convicto de un crimen, su acto criminal debía ser confirmado como mínimo por dos testigos. Si se descubría que un testigo había levantado falso testimonio, debía recibir el castigo destinado a la víctima inocente.
Tres categorías de hombres estaban ban exceptuados del servicio militar: el que había construido una casa y aún no la había inaugurado; el que había plantado un viñedo pero no un viñedo pero no había alcanzado a disfrutar de su producción, y el recién casado.
Antes de atacar una ciudad hostil, Israel debía tratar de negociar una entrada pacífica, en cuyo caso los habitantes se convertirían
Comentario: Las parashot no siempre reflejan exactamente el flujo natural en la estructura de los libros de la Torá. El número 54 fue decidido para prolongar la lectura por un año. Así como con la división de peraquim y pasuquim (capítulos y versículos), que fue arbitraria, no se puede esperar que cada división de las parashot contenga un tema central único. Menos aún en sus títulos, que simplemente reflejan la primera palabra clave en ella.
Esto muchas veces enfrenta, al que se dispone a ser "parshán" (de la raíz פרשׁ: comentador, exégeta, explicador), a un desafío intelectual especial: encontrar un tema clave. Pero eso no es el caso en la parashá Shoftim. Tanto su título como su tema central son muy evidentes.
"Tsédeq: tsédeq tirdof" ("Justicia: la justicia perseguirás"; Devarim 16:20). Esta frase puede resumir las diferentes regulaciones en esta seccción. El título "Shoftim" es por la orden de designar jueces, así como otras funciones para el orden público.
Una de las frases que se ve repetida 9 veces en la segunda parte del libro Devarim es: [Haciendo esto,] "eliminarás el mal de en medio de Israel" (17:12). Destrúyelo, consúmelo, extírpalo; no permitas que tome raíces. Podemos ver la razón mencionada más adelante: "Y todos los de Israel oirán y temerán" (21:21).
Y, si observamos en qué casos se menciona esta orden de eliminar del pueblo el mal, pareciera que estos demandaban aplicación inmediata de justicia. De lo contrario, otros podían ser incitados a seguir el accionar de ellos. Al ver la lista en su conjunto se advierte la gravedad de estas situaciones.
Estos son los casos mencionados: El falso profeta (13:6), el que incite a adorar elilim (17:7), el que se rehúse a obedecer el dictamen de los jueces y kohanim (17:12), el testigo falso que buscaba el mal del prójimo (19:19), el hijo rebelde (21:21), quienes tuvieron relaciones sexuales no estando casados (22:21, 22, 24) y quien roba y esclaviza personas (24:7).
Todo esto traía confusión y trastornaba la religión, a la sociedad y a la familia. Y se da la orden de no tolerar estas faltas voluntarias y abiertas.
¿Y dónde está el secreto para el crecimiento y refinación moral, que traen justicia y equidad a la religión, la sociedad y la familia?
Cuando se contempla la elección de un futuro rey sobre la nación (quien, más que otra persona, debería perseguir e imponer la justicia), se aclara bien que no debía poner su poder y tener abundancia de caballos, mujeres o riquezas. ¡El secreto de su éxito estaba en la Palabra de D's!
"Y la tendrá consigo, y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer a haShem su Elokim, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra, para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel". (17:19-20).
Este es la clave para la justicia. ¡Te animo a que la persigas!
¡Shabat Shalom!!!